Lo que esconde Valdepeñas… El aeródromo de la Guerra Civil de Valdepeñas
Domingo Fernández Maroto: Profesor Tutor Facultad de Geografía e Historia UNED / ORISOS
La Guerra Civil española supone un cambio notable en la estrategia militar de la 1ª Mitad del siglo XX; estamos en la antesala de la II Guerra Mundial. Desde los primeros momentos del conflicto armado se evidencia que la aviación militar tiene una importancia capital.
Es por ello que nos hemos trasladado a un lugar cercano a la localidad vinatera para ver otros elementos patrimoniales de la Guerra Civil española: el aeródromo o campo de aviación, y algunos de sus elementos más representativos que aún perduran, 80 años después: refugios antiametrallamiento y polvorines. Se localiza a un par de kilómetros al norte de Valdepeñas, concretamente a los pies del Cerro de las Aguzaderas.
La aeronáutica militar tiene en la provincia de Ciudad Real unos inicios bastante tempranos; de hecho, al comenzar la Guerra Civil la provincia contaba ya con 3 aeródromos militares: en Daimiel, en Argamasilla de Alba y en Santa Cruz de Mudela. A partir de mayo de 1937, momento en que se crea la Fuerza Aérea Republicana, la provincia queda adscrita a la 5ª Región aérea, donde también se englobaba la provincia de Córdoba y parte de Toledo, quedando fuera de esta región aérea los aeródromos de Argamasilla de Alba, Tomelloso y Alcázar de San Juan. estando inicialmente La Jefatura administrativa se ubicó inicialmente en Valdepeñas.
En concreto, en Valdepeñas se instaló el aeródromo cercano al cerro de las Aguzaderas; situado en una zona estratégica, entre la carretera Nacional 4, hacia el Oeste, el camino de Membrilla hacia el Este, alejado de la ciudad en torno a unos 2 kilómetros, en un llano que mira hacia el norte, hacia la zona de Membrilla / Manzanares, de fácil acceso desde la carretera. La pista de aterrizaje eran terrenos de labor que habían sido limpiados y aplanados convenientemente. No contaba con señalización alguna ni iluminación nocturna, por lo que, en caso necesario, se utilizaban los faros de los vehículos de apoyo en tierra, e incluso antorchas.
Hoy en día aún se puede ver el polvorín situado en la ladera del cerro, en buen estado de conservación, pese al deterioro que está sufriendo como consecuencia del vandalismo, así como uno de los refugios situados a pie de pista. El resto de los refugios, hasta un total de 11, han ido desapareciendo con el paso del tiempo…