Lo que esconde Valdepeñas… inmuebles historicistas del Paseo de la Estación

Los inmuebles historicistas del Paseo de la Estación con sus fachadas modernistas que se inscriben en el último tercio del siglo XIX y principios del siglo XX, han sido y son las señas de identidad de un estrato social concreto, aquella clase burguesa compuesta principalmente por empresarios relacionados con el mundo del vino, grandes bodegueros, cosecheros, médicos o personalidades del mundo de la cultura, hacen erigir sus residencias aquí. Una élite social que fortalece su poderío a causa de darse factores propicios para ello: la filoxera del país galo; la llegada del ferrocarril en 1861, intensificándose considerablemente las exportaciones de mercancías de Valdepeñas sobre todo las del vino; la desamortización de Madoz de 1887 permitiendo la venta de tierras comunales y propios a los que esta élite pudo optar dada su solidez económica. De ahí que la propia decoración del estilo ecléctico modernista será aprovechada por dicha clase, para adornar las fachadas de sus viviendas, insertar la forja y la rejería en balcones y vanos, este símbolo del modernismo y la prosperidad industrial, junto al cristal. Se persigue reivindicar preponderancia económica y estatus social ante los demás, aquellos que las contemplan, al igual que hacemos ahora nosotros.

El gusto por las líneas rectas, la simetría de los vanos, la marcada horizontalidad, las majestuosas puertas decoradas con relieves de racimos de uva, aldabas zoomorfas, o símbolos que aluden al almacenamiento del vino, cobran igualmente un fuerte protagonismo visual. La salvaguarda de parte de estos edificios decimonónicos se ha hecho patente gracias a normativas vigentes de protección que amparan a los inmuebles historicistas. En este sentido destacan las iniciativas provenientes por parte del Ayuntamiento, en pro de la conservación y puesta en valor del patrimonio arquitectónico de Valdepeñas. Nos referimos al edificio histórico de la sede de Manserja que nos encontramos aquí, la compra en su totalidad de dicha sede o Mancomunidad de Servicios del Jabalón, disuelta en 2018, significa sin lugar a duda recuperar parte de la historia de Valdepeñas, conservarla y darle valor, formando parte del Patrimonio municipal. Fachadas como las del número 16, propiedad de la familia de Francisco Merlo o número 30, conocida como la morada del médico don Mauro Martín, son dos de los ejemplos arquitectónicos singulares para admirar, a los que los valdepeñeros de seguro que conocen bien.

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