Lo que esconde Valdepeñas… Vestigios de la Guerra Civil en Valdepeñas: Las trincheras

Domingo Fernández Maroto. Profesor Tutor, Facultad de Geografía e Historia, UNED. ORISOS.

Todas las guerras son crueles e injustas, pero una Guerra Civil lo es más aún, porque como decía Romain Rolland, Premio Nobel de literatura en 1915: “La guerra es el fruto de la debilidad y necedad de los pueblos”.

El 18 de julio de 1936 una parte del ejército se sublevó contra el gobierno legítimo de la República, provocando una Guerra Civil que dividiría al país durante casi tres años, en los cuales la provincia de Ciudad Real se mantuvo fiel al gobierno republicano. Valdepeñas, así como el resto de pueblos de Ciudad Real, quedaron como ciudades de retaguardia, a cierta distancia de los frentes de batalla durante toda la guerra, aunque eso no impidió que hubiera una intensa actividad bélica en su entorno.

En 1939 la Guerra Civil estaba ya en su fase final (acabó oficialmente, el 1 de abril de 1939). Esta Guerra traía consigo nuevas estrategias; no en vano fue un auténtico banco de pruebas para la II Guerra Mundial: la guerra aérea, las acciones de los bombardeos sobre ciudades y sobre la población civil fue un ejemplo de ello. La ciudad vinatera no fue ajena a estos bombardeos, aunque, afortunadamente, solo se tiene constancia de uno de ellos.

Sin embargo, esto provocó que en Valdepeñas se llevara a cabo, por parte del Comité Local de Defensa Pasiva, la organización de una red de refugios para proteger a la población civil.  Así, en el entorno del barrio de El Lucero y posiblemente, ante la ausencia total de cuevas, que eran utilizadas como refugios, se decide la construcción de unas trincheras para que la gente de esta zona de la población pudiera refugiarse ante las amenazas de bombardeo de la aviación franquista.

Las trincheras están situadas al Este del Cerro de San Blas (Cerro de los molinos), hoy cortado por la Carretera de Circunvalación, excavadas en la roca cuarcita, en su parte superior, con una inclinación hacia el norte, hacia la ciudad, ocupando una línea zigzagueante que recorre el cerro de Oeste a Este, con más de 300 metros lineales.

Hoy en día, las trincheras presentan una imagen de colapso debido al deterioro del paso del tiempo y la falta de concienciación de algunas personas que hace que apenas se puedan contemplar tal cual se realizaron, pero aún perviven como prueba evidente de esa barbarie.

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