Los últimos hallazgos en la bodega romana de El Peral permiten ponerle nombre

  • El alcalde de Valdepeñas, Jesús Martín, ha visitado este lunes el yacimiento en el que se ha llevado a cabo una segunda campaña de intervención.

 

Valdepeñas sigue arrojando luz sobre su historia y sobre su propia seña de identidad a través de los últimos hallazgos en el yacimiento arqueológico de la bodega romana, datada en el siglo I d.C., que se encuentra ubicada en el paraje Baños de El Peral.

El alcalde de Valdepeñas, Jesús Martín, visitaba este conjunto arqueológico donde expertos han trabajado en una segunda campaña de intervención para aportar nuevos datos sobre este conjunto arqueológico, encontrado durante los trabajos de construcción de una nueva rotonda para mejorar los accesos a este paraje natural.

“Sabemos que esto es muy lento y ahora lo que tenemos que hacer es seguir haciendo esfuerzos para que parte de los planes de empleo que sacamos hacer trabajos de excavación aquí”, manifestaba el regidor municipal durante su visita a los restos arqueológicos de la bodega, junto a la que se ha encontrado una vivienda anexa con uso hasta el siglo IV, en la que parece también incluir algunas termas.

El alcalde señalaba que “esto más allá del valor patrimonial e histórico y dar la identidad vitivinícola a Valdepeñas, nos ha venido como agua de mayo como recurso turístico para que en la medida que lo podamos hacer visitable y a través de infografías mostrar al ciudadano lo que durante 20 siglos ha estado oculto”. Martín ha recordado que hace 400 a.C. el vino ya estaba en Valdepeñas según se ha podido atestiguar a través del yacimiento íbero Cerro de las Cabezas y ahora se pone de relieve la industrialización a través de los hallazgos en la bodega romana de El Peral.

La segunda campaña de intervención en el yacimiento ha permitido avanzar en el conocimiento de la bodega, descubriendo varios tramos de suelo y avanzar en la zona de prensado y análisis de semillas y pólenes. “Se van a realizar también otra serie de analíticas, en este caso de residuos, para determinar qué tipo de producciones vinícolas se almacenaban en esta bodega”, apuntaba el arqueólogo Tomás Torres, que avanzaba otros interesantes hallazgos como “un fragmento de un dintel de la portada de la bodega que nos ha aportado un nombre romano y restos de epigrafía e incluso algo que podemos relacionar con las primeras representaciones del grecianismo en la provincia”.

A la inscripción AMAICIVS FRVVS·V·S· se suman además otros detalles que destacaba Domingo Fernández, de la Asociación Orisos, como la capacidad que tenía la zona de procesamiento de la bodega, lo que hace intuir el poder económico que quedó perpetuado durante siglos así como la relación con el entorno de El Peral y sus conocidas históricas aguas ferruginosas, que pudieron ser también aprovechadas.

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