Recordando a: «Chavolena»: el último tratante de vinos

Recordando a: «Chavolena»: el último tratante de vinos

Tal día como hoy, pero del año 2020 fallecía en su Valdepeñas natal mi buen amigo Mariano Carrazón, popularmente conocido como: «Chavolena», el último tratante de vinos, que le nacieron los dientes en una familia de transportistas de bocoyes de vino, que con un carretón y un par de mulas llevaban el vino de las bodegas a la estación de ferrocarril de Valdepeñas, donde eran embarcados para todas partes de España, especialmente a Madrid, que era el mejor mercado-junto con Andalucía- que tenía mi patria chica, la: «Ciudad del Vino»- mercado que, por cierto se ha perdido- ya que, pedir un Valdepeñas en la «Villa y Corte» es poco menos que un milagro que te lo sirvan, dado que, otras denominaciones de origen y de cuyos nombres no quiero acordarme se han adueñado de las barras de bares, tabernas, mesones, restaurantes…, algo bastante extraño, ya que, actualmente, en la DO: Valdepeñas se están elaborando mejores vino que nunca, hasta el extremo de que ya se exportan a más de 120 países, porque su calidad-precio es inigualable, en comparación con otras DO.
Sirvan estas líneas redactadas con la sangre roja de mi corazón como recuerdo y homenaje a mi amigo: «Chavolena», el hombre que más sabía de vinos y de bodegas centenarias del pasado siglo, porque a todas les ha vendido partidas de vino, entre ellas a la de mi padre y mis tíos: «Bodegas de Matías Brotons y Hermanos», fundas en 1920, en Valdepeñas por mi abuelo Joaquín Brotons Fenoll, un gran emprendedor, como todos sus hijos, que, en 1944 se asociaron bajo el hombre de: «Matías Brotons, Hermanos y Cía», creando en 1967 la sociedad anónima: «Matías Brotons, S.A», cuyo accionariado siempre perteneció a la familia Brotons, incluyendo al autor de esta reseña emotiva, que heredó acciones de su padre Francisco Brotons Gonzálvez, que era el que elaboraba los vinos en los años 40-50 y con los que tenían tertulia semanal en la mítica taberna madrileña de: «Antonio Sánchez», donde compartían el vino y la amistad personalidades como: Pío Baroja, Gregorio Marañón, Julio Camba, José María de Cossío, Joaquín Sorolla, Ignacio Zuloaga, Vázquez-Díaz, Juan Belmonte, Juan Cristóbal y el abogado, juez, cronista oficial de Madrid, colaborador de los diarios: ABC y EL País, y escritor costumbrista Antonio Díaz-Cañabate, que, en su libro: «Historia de una Tabernas» (Espasa-Calpe, 1947) elogia los vinos que hacía mi procreador.
(Pie de foto: de Izda a dcha: Mariano Carrazón: «Chavolena», el poeta Joaquin Brotons Peñasco y una amiga antropóloga, que nos entrevistó en el casi centenario bar-restaurante: «El Penalty» sobre las cuevas-bodegas de Valdepeñas, que, excavadas en la piedra caliza de esta Ciudad del Vino, forman parte de la historia de los caldos de la: «Muy Heroica Ciudad del Valdepeñas». Un abrazo báquico, lectores/as.

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