Joaquín Brotons, el gran poeta de su ciudad-isla Valdepeñas.

Joaquín Brotons, el gran poeta de su ciudad-isla Valdepeñas.

Juana Palencia.

Es tanto lo que me inspira Joaquín Brotons, que encontrar las palabras adecuadas y precisas a lo que me comunica, de cuando él expresa sus sentimientos más íntimos, hacen que se encienda esa luz en la oscuridad que nos asusta, o no, para ser nosotros mismos.

Cuando viví en esos días de aquellos años de inicios de libertad me encontré, sin que él se diera cuenta de mi existencia, a modo del dios Baco y una corona de laurel, con el poeta rodeado de un aura de romanticismo que le perseguía. Desde la perspectiva de hoy día, fue totalmente un lujo observar desde mi inocencia y sin permiso, el origen de una poesía de desencanto del poeta cuando todo en Joaquín es ternura y afectividad. Muestra a las claras lo que la mayoría escondemos, de un extremo a otro, como el amor y el desamor, su poesía nos muestra lo que es él. La existencia en su poesía es la existencia en su ciudad isla, donde se detiene una y otra vez, coherente consigo mismo, con una poesía coexistida, sus versos llevan al extremo su fervor a la belleza con una actitud vital, en su búsqueda del placer, totalmente en disconformidad con los credos.

Es su ciudad isla, Valdepeñas, confinado, situó su destino, destino que conocía para no sentir día a día frustraciones nuevas de su vida que le llevan a un destino desconocido y elige entre sus instintos al ser solitario que conoce sus paredes aún ligado, melancólico, a su ciudad isla, que lo lleva a su infancia donde da rienda suelta a un hipotético destino.

Los títulos de sus libros nos dicen ya mucho de lo inevitable de su dualidad como poeta y como hombre: “Poemas para los muertos” “Las máscaras del desamor”, “Amor, deseo y desencanto”, “La soledad de la Luna”, “El espejo de la Belleza”, “Poemas del amor ambiguo”, “La desnudez cómplice de los dioses”, “Reencuentro en el Sur”, “Rosas Negras”, toda una recopilación sobre placer y su búsqueda, y del desengaño, entre otros. Su último libro, Muchacho ilicitano.

Joaquín Brotons, de los grandes poetas en lengua castellana de los últimos lustros del siglo XX y principios del XXI nos permite crear un recuerdo para su ciudad-isla y entrar en su realidad a este podcast como a esos escritores de gran popularidad que se han interesado y estudiando la poesía de J.B., intentaremos estar a la altura y dar a conocer, sobre todo a mi alumnado y a los que están fuera de la ciudad-isla, la poesía de este valdepeñero que vive en su Valdepeñas, ciudad-isla, y ya como hijo predilecto desde el 2023.

 

CONCLUSIÓN

Joaquín Brotón, goza con la noche y en la noche en su ciudad-isla dentro de la Mancha, en esos versos que surgen como una prolongación derivada de la trasparencia de la copa de vino conjugando la sombra de la noche y su soledad escogida. Evoca momentos y situaciones que transcribe en trazos en el papel buscando su protección en el reflejo del espejo.

Joaquín da a su isla Valdepeñas, ese trazo del pintor con renombre, equiparándola, en su destierro voluntario, a la Alejandría fundada por Alejandro Magno.

En palabras de José Hierro, premio Cervantes: “No he visto un ser más tierno, más sentimental, más desamparado que J. Brotons en su poesía”.

Y leo unos versos:

“Estoy solo.

Solos la luna y mis sueños confusos,

mis deseos abstractos o reales,

mis versos gozosos o tristes,

mis recuerdos de ayer.”

 

Juana Palencia.

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