Opinión: Bodegas Luis Megía

Opinión: Bodegas Luis Megía

Etiquetas emblemáticas de las desaparecidas bodegas: «Luis Megía, S.A.», que fueron fundadas en Valdepeñas por don Luis Megía Cruz, en 1947, aunque don Luis era miembro de una saga de vinateros que se remonta a 1890 y cuya bodega inicial estaba en la calle: Real, 50, bodega que, posteriormente, fue adquirida por Doroteo Navarro, que la conserva como Bodega-Museo, en la que se celebran ágapes y diversos actos báquicos y culturales, entre otros.
PICARDIAS.
En la creación de la bodega: «Luis Megía» fue fundamental el apoyo económico de Antonio Recas Callejas, alias: «Picardias», que fue el socio capitalista y el que introdujo el vino: «L. Megía» en Madrid, dado que, el citado «Picardias» tenía otros negocios… en la Villa y Corte y se encargó que todas las tabernas, mesones, figones, bares y restaurantes de la ciudad del Oso y el Madroño tuvieran vino de la marca nombrada anteriormente, hasta el extremo de ver muchos camiones de reparto de Luis Megía por las calles madrileñas, que iban sirviendo sus caldos a los citados locales.
BARREIROS
Años después, la bodega fue vendida a don Eduardo Barreiros, comerciante innato y trabajador incansable, que trasladó la bodega a un edificio nuevo, sito en la calle: Salida al Peral, y se encargó que la bodega fuera una de las firmas más importantes del mundo del vino a nivel nacional, ya que expandió sus caldos a todas las regiones de la piel de toro.
También, amplió mucho más la exportación al extranjero e introdujo nuevas marcas, que abrieron mercado en otros países, cuando la exportación no era tan amplia como ahora, ya que, sólo las bodegas Félix Solís exportan a más de 115 países.
EL FINAL
Tiempo después, pasados los años de esplendor, cuando llegó a tener más de 100 trabajadores en nómina, en época de vendimia, la bodega cambió de propietarios, pero esa historia última no me apetece contarla, dado que es muy triste ver el final de una de las más grandes bodegas de la DO: Valdepeñas, que prestigiaron sus vinos hasta cerrar sus puertas.
Actualmente, es un enorme bloque de pisos, como tantas otras bodegas de mi patria chica, mi ciudad-isla, mi ínsula báquica, mi Atenas, mi Alejandría de La Mancha, en la que ya apenas quedan bodegas familiares abiertas, porque el pez grande se come al chico.
OTRAS BODEGAS
No obstante, todavía quedan algunas que han apostado por la calidad, que es el único camino posible para sobrevivir: Juan Antonio Megía e Hijos, Miguel Calatayud, Doroteo Navarro, Áruspide, Marín Perona, Fernando Castro, entre otros bodegueros de la DO: Valdepeñas, que luchan en un mundo tan complejo como es actualmente el mundo del vino, donde muchos son los llamados y pocos los elegidos por el di-vino Baco, que los corona con sus pámpanos de felicidad y éxitos…

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